Oaxaca está de luto;líder magisterial llama asesino y fascista a Ulises Ruíz

Crónica: Velorio público Marcha de cuerpo presente La Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca rindió homenaje ayer a su caído. Llevó el cuerpo sin vida al zócalo oaxaqueño, epicentro de su plantón, y acudió a los símbolos inequívocos de su lucha. Un féretro gris encabeza la marcha de hoy en Oaxaca. Y a su paso, en el Centro Histórico de esta ciudad colonial, resucita la entonación masiva de Venceremos. Desde el hondo crisol de la patria, se levanta el clamor popular. Ya se anuncia la nueva alborada, toda Oaxaca comienza a cantar recordando al soldado valiente, cuyo ejemplo lo hiciera inmortal. Comienza ese himno de la Unidad Popular con la que Salvador Allende gobernó Chile en los años setenta.Hoy la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca y la sección 22 del SNTE piden prestado el cántico: Venceremos, venceremos mil cadenas habrá que romper, venceremos, venceremos, al fascismo sabremos vencer Campesinos, soldados, mineros la mujer de la patria también estudiantes, empleados y obreros, cumpliremos con nuestro deber. Vocalizan con el puño izquierdo en alto la mayoría de los mil participantes de esta nueva protesta. Sembraremos la tierra de gloria, socialista será el porvenir Todos juntos seremos la historia a cumplir, a cumplir, a cumplir. Culmina la sola voz con la que están marchando los opositores al gobernador Ulises Ruiz, esta vez detrás de un féretro: el que alberga el cuerpo del mecánico José Jiménez Colmenares.La protesta del día número 81 de las movilizaciones en tierras oaxaqueñas es una marcha de cuerpo presente. No estuvo en la marcha donde murió asesinado José Jiménez, pero ahora va al frente. Es Enrique Rueda Pacheco, líder de la sección 22 del SNTE, quien reaparece luego de 15 días de silencio, de rumores sobre su posible detención y de sospechas sobre un eventual arreglo con el gobernador Ulises Ruiz. Es falso todo eso, fue por amenazas y por acuerdo del sindicato, refuta cuando se le cuestiona al respecto mientras camina junto a los demás miembros de la dirigencia. Por si quedan dudas, Rueda eleva el tono de su voz cuando declara: Responsabilizamos al señor Ulises Ruiz de la caída del compañero José Jiménez. Se tiene que ir, ¡ya!, dice. Y sigue, ahora sí, en la marcha. Si allá en el DF el coro de moda en las protestas es ¡voto por voto, casilla por casilla!, aquí en Oaxaca, en esta marcha fúnebre, el grito que más se oye es el de ¡ojo por ojo, diente por diente!. Pero también hay otros salmos de reclamo para la ocasión, los cuales transmiten invariablemente el ánimo que ronda entre el magisterio y los asambleístas. ¡José, camarada, tu muerte será vengada!, se dice por ejemplo.También está la acusación coral de: ¡No que no, sí que sí, los matones son del PRI!. El féretro llegó al corazón del plantón magisterial y popular que antes se llamaba Kiosco del Jardín Constitución. Un minuto de silencio, otro de aplausos, el Himno Nacional, Venceremos de nueva cuenta, campanadas de la iglesia de San Felipe Neri, varios cohetones y un par de discursos. Por la APPO habla Lázaro García. Dice sobre José Jiménez: Siempre estuvo con nosotros. Hoy también lo tenemos ante nosotros, lamentablemente en un féretro, pero también lo tenemos entre nosotros, en nuestras memorias y en nuestros corazones. Porque cada compañero que caiga, cada compañero que nos desaparezcan deberá servirnos de alimento y fortaleza para continuar nuestra lucha. Por el magisterio habla Enrique Rueda Pacheco, quien llama al mandatario estatal fascista, represor y asesino. Después afirma que el compañero José va a vivir en la memoria histórica y que tuvo que ofrecer su vida para que nazca un nuevo Oaxaca, un futuro nuevo y prometedor. Luego cuestiona, gritando ante la multitud presente en el plantón fúnebre: Y aquí es donde nosotros nos preguntamos: ¿hasta cuándo?, ¿cuánta represión?, ¿cuántas detenciones se requieren para que la Federación, para que el señor Ulises entienda que en este estado hay ingobernabilidad y que se requiere resolver de manera inmediata? ¿Hasta cuándo? Nosotros estamos plenamente convencidos de que el señor Ulises Ruiz ya no puede gobernar este estado. Con su mano izquierda aprieta un pañuelo mojado, sus ojos enrojecidos miran hacia otra parte. Es la única que no levanta el puño, ni canta Venceremos. Ella permanece silenciosa, con un llanto gota a gota, de luto. Se trata de la maestra de la escuela secundaria técnica número 118 Florinda Jiménez, la mujer que ayer quedó viuda a causa de una bala que no se sabe todavía de dónde ni por qué se disparó. Diego Osorno (Milenio:12/8/2006)